Sara Martínez Bermell (16/09/2001) es atrevimiento, verticalidad y descaro en el terreno de juego. Un cohete que desde los once años está en el Levante. Orgullo de Paiporta y autora de un gol que perdura para siempre: el que le dio a la valenciana el Campeonato de España Sub-18 en la prórroga contra la selección catalana en abril de 2018. Llegó a Orriols en su primer año de alevín con ilusión, ganas y con la alegría de compartir equipo con niñas, ya que hasta el momento construía su sueño futbolístico en convivencia con niños.
Comenzó disputando amistosos y algún torneo. Diana y Nerea, que eran jugadoras del filial, eran sus entrenadoras por aquel entonces. Con algunas compañeras con las que empezó mantiene una gran amistad, incluso comparte vestuario actualmente con Tania Sánchez, Sandra Perera y Natalia Pascual. La progresión de Sara ha sido constante y de mucho aprendizaje hasta llegar al filial granota donde cumple su tercera temporada.
Con 11 y 12 años, en categoría alevín, fue campeona de Liga por partida doble. Con 13 dio el salto al Fútbol-11 en cadetes. El cuarto y quinto año brilló en Primera Regional y Autonómica con Pepe Pla, el entrenador con el que más aprendió y recuerda muchísimo, y no solamente por conquistar el título liguero en las dos categorías con 14 y 15 añitos. Juan, además de Carlos y Nacho Matamoros, fueron los anteriores entrenadores que le ayudaron en su formación. Con 16 ya plasmaba su talento en el Levante B de Kino García y Edu Valenzuela. A mitad de temporada subieron al primer equipo tras la destitución de Andrés Tudela y cedieron el testigo a Lisardo Canga.
Su momento más duro lo vivió en ese segundo año con el ‘B’ (2017/2018) por la lesión de cruzado que ahora recuerda como un paso atrás para coger impulso, volver más fuerte y con energías renovadas. “Hace un año me operaron de la rodilla y empecé un camino que sabía que no iba a ser fácil. Aparte de hacerme crecer como persona, desde ese día aprendí a valorar de verdad cada momento que me da el fútbol. Agradecida de estar disfrutando de este deporte como el primer día”, escribía recientemente en su perfil de Twitter para cerrar el círculo. A sus 18 años cumplidos el pasado mes de septiembre, Sara disfruta y vive con pasión el fútbol en el Levante B de Nando y Fernando Luna en el Grupo Sur de la Reto Iberdrola.
Un gol para la historia
Con la selección valenciana aglutina grandísimos recuerdos. Una experiencia que ensalza, valora y que le da una importancia incalculable. Cada vez que echa la mirada atrás se emociona porque se siente una privilegiada por haber defendido el escudo de su Comunitat. Momentos inolvidables como su gol ante Cataluña que valió el oro juvenil en 2018. “Cuando he marcado el gol no me lo creía, esto es gracias al esfuerzo de todas durante las tres fases de este Campeonato de España. Es algo que no nos acabamos de creer, hemos hecho un gran esfuerzo y todas juntas creíamos que esto podía pasar”, declaraba una emocionada Sara tras alcanzar la gloria en Platges de Calviá.
Lágrimas de felicidad para contrarrestrar el sabor amargo que supuso la final perdida en el segundo año Sub-16 ante la propia selección catalana. Un par de meses atrás al título con la Sub-18 valenciana recibió la llamada de la española Sub-17 para ejercitarse en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, sumándose de este modo a las también convocadas Eva Navarro y Enith Salon.
Sara Martínez es ambición en estado puro, siempre con ganas de entrenar y mejorar día a día. Sobre el campo es una jugadora diferente, que encara con descaro, un peligro constante con balón. Características de las que disfruta el Levante, un club que cumple 110 años de historia y que le ofrece al cohete de Paiporta muchos valores tanto deportivos como personales que le propulsan en su crecimiento.
Esas ganas de mirar hacia delante, de no detenerse, le hacen tener sueños a la altura de su talento: llegar algún día a ser jugadora de la máxima categoría, competir con los mejores equipos, poder ganar algún título y llegar a la selección. La lesión de cruzado le cortó las alas, pero ahora, ya recuperada, renace con más fuerza incluso que antes para seguir dando pasos adelante.
Atrás queda esa pequeña Sara Martínez que daba sus primeras patadas en el parque, después del colegio, con los niños que había allí todas las tardes. Le llevaba su madre Jesa. Muchas veces también iba con su padre José y jugaba con él. Los genes futbolísticos le vienen de su abuelo Antonio, al que no pudo conocer, pero de su mamá sabe que le gustaba mucho el fútbol y que de pequeño disfrutaba con un balón como ahora lo hace su nieta.