Cristina Cubedo (21/10/1999) empezó a darle patadas a un balón a los cinco añitos en el CF San Pedro del Grao de Castellón junto a chicos. Demetrio Taboada, su primer técnico, le animó a apuntarse al equipo de fútbol ya que la veía disfrutar con su hijo (Alfonso) cada vez que jugaban juntos en el colegio.
A los nueve entró en la escuela del Villarreal. En su Femenino Fútbol-7 ganó dos Ligas y una Copa, siguió su progresión en el filial y al día siguiente de cumplir los 15 años (porque antes no podía por normativa) Yuriko Saeki le dio la alternativa en el primer equipo. De las personas que le ayudaron a crecer en el Submarino le marcó, sobre todo, Mapi, su primera entrenadora, que le cuidó mucho cuando era la más ‘peque’.
En la temporada 2017/2018, a un año de alcanzar la mayoría de edad, llegó al VCF Femenino y actualmente cumple su cuarta temporada como blanquinegra. Cubedo es una central contundente, con buen juego aéreo, que domina ambas piernas y a la que le gusta salir con el balón jugado desde atrás. Un seguro en la retaguardia junto a Berta Pujadas, con quien se compenetra a las mil maravillas en el campo. Un binomio con un valor incalculable. Una sabe lo que hará la otra sin decirse nada.
Son muchas las compañeras con las que se lleva fenomenal, algunas que están y otras que ya no forman parte de la plantilla y que le han marcado mucho como Ivana Andrés (referente junto a Mapi León), Paula Nicart y Natalia Gaitán, claves tanto dentro como fuera del terreno de juego desde que llegó tan joven al Valencia.
En la actual temporada 2020/2021, con José Bargues como míster, lleva 17 partidos disputados y 2 goles: uno al Real Madrid en el 1-1 de la segunda jornada y el primer gol del 5-0 al Santa Teresa de la sexta reválida de la Primera Iberdrola. Y tras el curso pasado, su nombre brilla en el XI ideal de Fútbol Draft 2019/2020 junto a los de Misa Rodríguez y Maite Oroz (Real Madrid), Ona Batlle (Manchester United), Nuria Rábano (Real Sociedad), Laia Aleixandri (Atlético), Patri Guijarro y Aitana Bonmatí (Barcelona), Ane Azkona y Lucía García (Athletic) y Athenea del Castillo (Dépor ABANCA).
Cubedo es un ejemplo de trabajo constante y superación. De los momentos que el fútbol le ha regalado, y los que le quedan por disfrutar, el que le hizo entender que podía conseguir lo que se propusiese en el futuro fue la primera convocatoria con la selección valenciana Sub-12. Fue un reconocimiento que le permitió disputar el primer torneo importante siendo aún una chiquilla.
Fue superando etapas y saltando obstáculos: el debut con el Villarreal, la primera llamada con la española Sub-16 o el estreno con el Valencia con 17 años en el COTIF y de la mano de Jesús Oliva, un técnico especial para ella ya que le dio la oportunidad de hacerse poco a poco con un hueco en Primera División. De su travesía como valencianista, el paso de Irene Ferreras y su cuerpo técnico le dejó huella ya que a pesar de los resultados aprendió mucho de ellos tanto a nivel futbolístico como personal.
El fútbol también le ha jugado malas pasadas, pero siempre ha mirado al frente y ha salido reforzada. Una grave lesión de rodilla (se rompió el cruzado) que sufrió en 2018, que frenó la posibilidad de estar en el Mundial Sub-20 ya que estaba en la prelista, le obligó a resetear para volver a sentirse futbolista. Lo consiguió con mucho esfuerzo y trabajo en la sombra. El 6 de enero de 2019 reapareció ante el Deportivo (1-1). Un punto en colectivo pero una victoria en lo personal.
Más reciente, otro momento para señalar fue la llamada de la española Sub-20 junto a Berta Pujadas, Anna Torrodà y Candela Andújar, sus tres compañeras en el VCF, para una concentración que tuvo lugar en Marbella del 23 al 26 de noviembre después de suspenderse el Mundial de la categoría que estaba previsto entre el 20 de enero y el 6 de febrero de 2021.
De los cinco años hacia atrás no tiene recuerdos previos, pero sus padres (Salvi Cubedo y Rosa Pitarch) y su abuelo (Boro Cubedo) siempre le dicen que de pequeñita le lanzaban un balón y en vez de cogerlo con las manos, lo chutaba y corría detrás. Después sí tiene muy presente cuando iba con su padre después del colegio a un campo de fútbol que tenían al lado de casa, jugaba con él y le hacía practicar la dirección de los golpeos con ambas piernas y eso que solamente tenía cinco años. De joven, su abuelo despuntaba como delantero centro en el CD Castellón. Lástima que una grave lesión de rodilla cortó su trayectoria. Como ella, su padre jugaba de central y también con el ‘3’ a la espalda.
Cubedo se centra en el día a día, en seguir trabajando, mejorando hasta donde pueda llegar, sin ponerse límites, sin desistir ante nada. Y es bonito que tenga sueños en grande como jugar un Mundial, unos Juegos Olímpicos, la Champions y, por supuesto, ganar algún título. Y fuera del campo quiere acabar la carrera de Fisioterapia, continuar formándose e ir descubriendo que es lo que más le gusta y a lo que quiere emplear su tiempo en el futuro. Entre sus retos le motiva estudiar algo relacionado con las matemáticas, una rama que le apasiona.