Patricia Hidalgo Candelo (08/12/1998, Villanueva de la Serena) nunca olvidará el partido ante el Levante del pasado 25 de enero. No por el desenlace, ya que su Rayo perdió 0-3 en uno de los días más grises para las franjirrojas de Carlos Santiso, sino porque fue su debut con las ‘mayores’ en la Primera Iberdrola. Entró en el minuto 69 por Camila Sáez con el encuentro ya resuelto. Como curiosidad, en su camiseta solamente había dorsal (32), ya que su nombre no aparecía. Y brilló, no desentonó en su estreno y parecía una jugadora con regularidad en la máxima categoría. Magnífica señal.
Lleva cuatro años en Madrid y esta es su segunda temporada en el Rayo Vallecano. Llegó al filial en la 18/19 procedente del Atlético de Madrid C. Los primeros días fueron de prueba y acudían muchas jugadoras. Le acogerían fenomenal tanto las compañeras como el cuerpo técnico y desde el primer instante se sintió cómoda y feliz. Prácticamente mantiene contacto con todas las de aquel primer año.
Patri se formó en la UD La Cruz Villanovense. Desde que arrancó con 8 años en el benjamín masculino hasta enero de la temporada 2015/2016 en Segunda División, en la que ahora sería la Primera Nacional, con la primera plantilla. Los últimos cuatro meses defendió la elástica del Santa Teresa B y entrenaba con el primer equipo. Luego estuvo hasta los 19 años en el Atleti C y ahora se le han abierto las puertas de la Primera Iberdrola con el Rayo a sus 21 añitos.
El ascenso a la por aquel entonces Segunda División con el equipo de toda su vida fue un momento inolvidable. Un año muy bonito, ya que llevaban mucho tiempo juntas y formaron una gran familia. También recuerda el año siguiente, ya que era una nueva experiencia; dura por los desplazamientos largos y tremendos madrugones (algunos a las 4 de la mañana), pero que valían la pena. De meritazo fue que lograran la permanencia siendo el equipo más joven.
Los pasos más recientes también son para ensalzar. Estas dos últimas temporadas en el Rayo son de progresión firme y sin fisuras. La primera porque venía de un equipo donde se sentía muy cómoda con sus compañeras, pero no sentía que se le valorase como jugadora. Al llegar al Rayito todo cambió y alcanzó la plenitud. Sobre todo en este último curso por haber cumplido su sueño de debutar con el primer equipo.
El primer entrenador fue su padre (Antonio Hidalgo), que jugó federado durante 23 años y luego diez años más a fútbol sala y en los veteranos. Además, a los 15 años empezó a entrenar a equipos de fútbol y ha estado 43 años en los banquillos. Patricia aprendió a andar con un balón en las manos y golpeándolo con la zurda. Era su juguete preferido. Antes de que yo naciese, su papá ya era entrenador de fútbol, tanto masculino como femenino. Sí o sí tenía que acompañarle a entrenar porque le encantaba. En el campo, mientras él daba instrucciones, cogía un balón y hacía lo que veía o se le ocurría. El caso era que no paraba.
Es una jugadora muy disciplinada y trabajadora tanto en los entrenamientos como en los partidos. Buena compañera. Con genes competitivos y deportivos. Diferencial con la pierna izquierda y en constante mejoría con la derecha. Un argumento a balón parado, en el golpeo en largo, de cabeza, con un buen despliegue físico abarcando mucho campo. Con gran visión de juego y atrevido en la toma de decisiones. Una centrocampista con recursos ofensivos y, sobre todo, currante y sacrificada.
El Rayo está siendo clave en su carrera deportiva. Un club que le ha ayudado a crecer, mejorar y, sobre todo, que ha sabido valorarla y darle la oportunidad de jugar en la máxima categoría del fútbol femenino. Su gran ilusión cumplida. Agradecida y preparada para seguir dejando su sello como franjirroja. Entre sus objetivos está seguir mejorando sus cualidades como futbolista, adaptarse al máximo a la categoría, poder llegar a ser una jugadora importante para el equipo y aportar lo máximo para ayudar a conseguir los objetivos colectivos.